Wednesday 4 May 2011

On the road - London I

De New Road a Bramham Gardens.

Para los que no conozcan Londres, y aún para los que conozcan solo parte de la ciudad, esto sería lo más cercano a los dos extremos que conozco. Bah, seguro que hay lugares mucho peores que White Chapel y más lujosos que este rincón de Chelsea pero desde luego no creo que haya mucha gente en Londres que haya escalado socialmente tanto como yo en las últimas 12 horas.

Anoche y las tres anteriores dormía en un 'salón' utility convertido en trastero del típico hogar del East London: decenas de vinilos apilados en un rincón, cajas de herramientas, una bicicleta rota, dos sofás, cajas de libros, papeles y otras cosas de escaso valor, un cuadro con un cordobés (con sombrero) y sevillana colgado de una de las paredes naranjas -y al que le han recortado la cara de la sevillana como para posar y echarse una foto a lo Disney Land- una moqueta llena de manchas, un futón arrumbado en una esquina para dormir, altavoces, máscaras, pósters, ceniceros con ceniza, botellas, un gato, más y mucho más en apenas 6 metros cuadrados. Todo lo que uno podría soñar con encontrar en la llamada 'Happy House' donde habitan una socarrona arquitecta griega, un español otrora experto audiovisual y ahora manager de pub amén de DJ, un reportero inglés de chismorreos de los periódicos de barrio de Londres, una anarquista militante y practicante teatral y un banquero español.

Igual sería más justo entrar en detalle y comentar quién es quién en la casa en lugar de etiquetarlos, como se dice, según la manera que tienen de ganarse la vida o digamos matar la mayor parte de su tiempo. Luego volveremos a ellos.

Ahora estoy en Chelsea, he salido echando hostias del Happy House en cuanto he podido. Le había prometido dos días de descanso a Tito entre la salida de sus padres y mi llegada. Tito trabaja para una petrolera gasolera noruega, de donde viene él. Bueno, él es filipino pero desde los 10 vivió en Noruega. Es maricón y está en plena crisis de los 40, sueña con aparecer desnudo y bailando en Vanity Fair y es uno de los pocos amigos a los que se me hubiera ocurrido pedirle alojamiento en Londres para 3 semanas. Spanish invasion, once again. Tito es un genio de los suyo que no es otra cosa que sobrevivir a los cuarenta sin pareja ni estabilidad emocional pero con mucha pasta en una ciudad como Londres. Nos entendemos a la perfección pese a los más de 10 años que nos separan y a que venimos de lugares muy diferentes. Nos conocemos de clase de danza contemporánea que es aquí y ahora es como ir a la iglesia allí y entonces.

Pero volvamos a Chelsea. Vivir aquí debe volverte gilipollas después de un tiempo pero para tres semanas no está mal. Todo el mundo lleva mucho cuidado de no rozarse contigo y de que no les molestes: no hay pobreza, no hay suciedad, no hay ruido, así que será ideal para descansar. En cuanto pueda conseguir unos porros esto va a ser el paraíso.

De White Chapel echaré de menos el romanticismo, las vidas a la deriva más allá de los treinta, las historias de la semana pasada cuando la policía entró en tromba en una decena de centros sociales (casas ocupas llenas de elementos subversivos) con la excusa de salvaguardar la paz social en vísperas de la Royal Wedding; los talleres de terapia anarquista, el complicado mapa frente al váter con complicada información política sobre el complicado mundo en que vivimos, la actitud.

Nora vive aquí al lado, está de Mary Poppins en casa de una joven pareja de abogados incapaz de gestionar la vida moderna y tres monstruos. ¿Qué hacen? Trabajan más para pagar a Mary por encargarse de ellos y así Mary y yo podemos planear nuestro viaje por USA. Ahora toca guardar y ahorrar pero acabamos de llegar a Londres y la ciudad ofrece como siempre múltiples oportunidades para salir y gastárselas. We're on the road and this journey has only started.

More to come...

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